Muchos hombres suelen guardar la billetera en el bolsillo trasero de su pantalón y además sin pensarlo se sientan con ella sin notar el desnivel en su postura. En la oficina, en en coche, en la sala de espera, en el bar, o durante una reunión. Suelen repetir el mismo procedimiento día tras día. Y aunque a simple vista pueda parecer una práctica inofensiva, su repetición reiterada puede acarrear consecuencias severas en su salud. A esto lo conocemos como el síndrome de la billetera, y por motivos circunstanciales, suele darse más en hombres que en mujeres.
Nombrado “síndrome de la billetera”, “síndrome piriforme” o “síndrome de atrapamiento del nervio ciático”. Este mal hábito termina suponiendo la compresión del nervio ciático a la altura de músculo piramidal (el glúteo).
Al sentarse sobre la cartera, queda elevada una parte de la cadera creando un desnivel en la espalda y el cuello. La billetera genera una inclinación de la pelvis, lo que crea una demanda mecánica en las vértebras y todas las estructuras de la columna, discos, ligamentos y músculos de la zona lumbar, dónde se encuentra el piriforme que pasa sobre el nervio ciático. Si esto se produce de manera repetida, este músculo puede ser irritado, y producir una contractura donde el músculo hará presión sobre si mismo.
El malestar puede traducirse en un hormigueo, el adormecimiento de la pierna y en un dolor que baja por la parte posterior de la pierna conectando la cola baja con el pie. El pinzamiento del nervio ciático puede producir un déficit funcional severo debido a que inerva la mayoría de músculos de la parte inferior del cuerpo. La flexión de cadera puede quedar limitada, por lo tanto la pierna no podrá realizar muchos movimientos. E incluso puede producir un déficit funcional del pie.
Cuando la lesión ya se ha producido, existen algunas opciones para tratar el malestar. El estiramiento de la musculatura glútea y de los miembros inferiores, tratar la zona para reducir la inflamación así deshacer la contractura defensiva y realitzar un tratamiento quiropráctico ya sea preventivo correctivo o de mantenimiento, según en el grado en el que se encuentre tu problema.
Cuando padecemos un dolor debemos entender que no llegamos a ese punto de repente, sino que es fruto del descuido, de no dar importancia a pequeñas señales de molestia y de haber adquirido malos hábitos a lo largo de la vida. La quiropráctica te ayuda a corregir estas malas posturas, devolviendo a nuestras articulaciones y vértebras a su posición natural.
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