La luz visible está compuesta por rayos de diferentes colores, dependiendo de su longitud de onda. Es decir, la longitud de onda de los rayos infrarrojos es más larga que la de los rayos ultravioletas. Una parte de la luz visible se conoce como luz azul y constituye el 25% de la luz blanca.
La luz azul la emiten fuentes naturales y artificiales. La principal fuente natural es el sol, y en cuanto a fuentes artificiales encontramos dos: las luces led y los tubos fluorescentes. Entre las primeras se encuentran también los dispositivos electrónicos.
En los últimos años se ha multiplicado el uso de luces led. De hecho, según diversos estudios, el 94,6% de los propietarios de teléfonos móviles lo utiliza para acceder a internet, con una media de dos horas y media al día. Además, el hecho de utilizar estos dispositivos a distancias cortas, aumenta el nivel de exposición a la luz azul.
La luz azul se divide en luz azul-violeta y luz azul-turquesa. La primera es la más peligrosa, en cambio la segunda, aporta diversos beneficios.
Todavía hay mucha controversia sobre si la luz azul es nociva o no para la retina y para la salud en general. No obstante, diversos estudios científicos coinciden en que la luz azul influye en los ritmos circadianos, provocando graves alteraciones del sueño.
Para contrarrestar sus efectos y disfrutar de un mejor descanso, lo ideal es no utilizar los dispositivos electrónicos unas 3 horas antes de acostarnos, además de activar el modo nocturno en tu dispositivo móvil. Esto transformará la luz de la pantalla en un tono ligeramente más cálido.
También puedes utilizar gafas de protección con filtros de luz azul, conocidas como “blue blockers” que filtran hasta el 50% de la luz azul emitida por estos dispositivos.
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