A diferencia de la diabetes tipo 1, que es una enfermedad autoinmune que frena la producción de insulina en el cuerpo, la diabetes tipo 2 está causada directamente por el estilo de vida. Mientras que los primeros necesitan inyectarse insulina diariamente, los segundos no necesitan medicamentos. De hecho, muchas veces la medicación que se administra a pacientes con diabetes tipo 2 puede aportar más daños que beneficios. Desmentimos mitos, y explicamos qué puede hacer la quiropráctica para la diabetes tipo 2. La quiropráctica junto con algunos cambios en el estilo de vida pueden ser la ayuda que necesitas.
Hay que destacar que la diabetes no es realmente una enfermedad de azúcar en la sangre. La diabetes tipo 2 es una enfermedad causada por la resistencia a la insulina y la leptina defectuosa, las cuales son reguladas a través de su dieta. La leptina es una hormona producida en las células de grasa que regula la actividad del hipotálamo del cerebro. Ambas, insulina y leptina se regulan a través de la dieta.
El sistema nervioso de nuestro cuerpo es esencial para garantizar el funcionamiento de todas las funciones vitales del organismo. Es el sistema que regula y conduce el funcionamiento de todos los demás sistemas y órganos. Por ello debemos prestar especial atención a cuidar el sistema nervioso.
El sistema nervioso se divide en el sistema nervioso central, compuesto por el cerebro y la médula espinal; y el sistema nervioso periférico, formado por los nervios que se encuentran distribuidos por todo el cuerpo.
Es muy sencillo demostrar la relación causa-efecto en ciertas situaciones, especialmente si lo relacionamos con una relación de acción y reacción física visible. Por ejemplo, si te cortas, la sangre brota enseguida. En cambio, cuanto más tiempo pasa entre la causa y su consecuente efecto, más difícil es afirmar que una fue causa de la otra, ya que puede entenderse que otros factores también pudieron influir. Por eso es tan complicado que se entienda esta relación causa-efecto en la salud.
Estamos acostumbrados a etiquetar las enfermedades en base a los síntomas que se observan en una persona. Si una persona tiene síntomas de dolor de cabeza agudo, sensibilidad en la visión, mareos… concluiremos que sufre un estado de migraña, y el tratamiento tendrá la única función de “esconder” o anular esos síntomas. Sin tener en cuenta que cuando el cuerpo muestra un síntoma o un dolor, nos está indicando que hay algo que no va bien. Estamos acostumbrados a actuar así: anulando y silenciando los síntomas, sin buscar la causa y actuar directamente sobre ella.